Mi hija mayor, la normotípica, como todos los niños, tenía sus episodios de ser cansina en bucle: de querer ver los mismos dibujos animados una y otra vez; escuchar la misma canción sin pausa; entretenerse con el mismo juego sin dar oportunidad a introducir otros nuevos… Pero este tipo de comportamientos son habituales a estas edades, porque les gusta lo conocido, les da seguridad y no hay que ver alteraciones más allá de esto. Mi hijo pequeño, pese a su diagnóstico de TEA, no mostró este tipo de aficiones hasta pasados los 2 años y medio. Una vez más, nos topamos con que él va a su ritmo, de forma…