Pantallas y autismo
Opiniones

Pantallas y autismo. ¿El mal o una ayuda estupenda?

Aún hoy está arraigada esa creencia de que ver la tele, o usar la tablet o el móvil causan autismo, como si el autismo fuera una cosa que sale de las pantallas para meterse en el cuerpecito de los niños de corta edad. Obviamente, el exceso de uso de pantallas no es adecuado ni para niños con TEA ni para los normotípicos, por muchas razones: dejan de hacer otras actividades que también son enriquecedoras, fomenta el sedentarismo, los hiperestimula, los sumerge en el gusto por la cultura de lo muy llamativo, muy rápido, el placer instantáneo a la de ya, los aísla del entorno, porque son actividades que suelen hacerse en solitario, además de que hay una cantidad ingente de ciberbasura infantil a la que pueden acceder sin ningún tipo de control. No es solo que entre pantallas y autismo se haya establecido una relación de odio visceral por parte de los expertos en el tema, que también. Sino que para cualquier criaturita en la tierna infancia, las pantallas pueden ser una distracción de consecuencias temibles, de la que no conviene abusar. Hoy os voy a contar mi historia personal, nada científica ni experta, sobre este asunto, con mi hija mayor, normotípica de 6 años, y mi pequeño con TEA de 3 recién cumplidos.

Usar la tablet sin ningún tipo de control

Esta fue la técnica que pusimos en práctica con la niña. Llamadnos malos padres, descerebrados, inconscientes y lo que queráis pero la realidad es que desde que ella empezó a fijarse en este aparato (creo que sobre los 2 años) hasta hoy, su uso ha ido decreciendo sin presiones excesivas por nuestra parte. Este proceso surgió de forma natural, porque ella jugaba a todo, se entretenía bastante a solas, no reclamaba la tablet como primera distracción y prefería otras cosas antes que la pantalla. Por eso, si la pedía cuando empezó a dejar el pañal (se quedaba unos minutos tranquila en el váter y todo iba estupendamente), o cuando se aburría mortalmente en las sobremesas de los restaurantes, o durante los viajes, no veíamos mayores problemas. En ocasiones, el uso de la tablet marcaba la diferencia entre poder vivir situaciones de tranquilidad y calma chicha o rabietas terroríficas por el aburrimiento. Nunca la hemos visto obsesionada con la pantalla y si alguna vez pasaba más tiempo de lo que nos parecía razonable, se lo decíamos, le proponíamos otra alternativa y generalmente aceptaba cambiar de actividad de buena gana. Eso sí, podía pasar que durante un sábado se pasara 2 horas completas con el cacharro en la mano viendo a desconocidos abrir huevos Kinder, y que después se olvidase de ella 3 semanas seguidas. Generalmente, si no la tenía a la vista no solía pedirla. A partir de los 6 años empezó a aficionarse muchísimo por la lectoescritura, colorear y dibujar, las construcciones, y ya perdemos la cuenta de los días que se pasa sin reclamar la tablet. Películas y dibujos animados sí que ve, en la tele, pero nunca ha sido una niña sedentaria e incluso cuando está viendo algo es habitual que abandone la pantalla para irse a hacer otras cosas, aunque le guste mantenerla como ruido de fondo. Cada vez es más fácil que la apague sin quejarse, por lo que no parece que su enganche vaya a más, sino a menos de una forma nada traumática. Y después ¡nació el pequeño!

Pantallas y autismo en niños con intereses restringidos

Pronto supimos que con mi hijo pequeño el modelo de autogestión no iba a funcionar. Como criatura con TEA sí tiene esa tendencia a apasionarse con lo que realmente le gusta y a desinteresarse bastante por lo que no le atrae tanto. Y claro, las pantallas son tan atractivas… Más allá de tener que regular su tiempo de uso (que en mi opinión sigue siendo excesivo a diario) tenemos que enfrentarnos al problema de que él es muy rápido estableciendo rutinas ideadas por él mismo, que fija de una forma asombrosa, a veces simplemente por haber hecho una vez una acción que le ha gustado, y que él interpreta como que va a poder seguir repitiéndola siempre en esa situación. Así, estuvo alejado de las pantallas hasta los 18 meses (en aquel entonces ni siquiera habíamos empezado con las sospechas de su diagnóstico de TEA) pero no porque fuéramos mejores padres y estuviéramos más concienciados respecto a las pantallas, sino porque simplemente a él no le interesaban. Veía a su hermana usarlas y podía mirarlas un poco por encima de su hombro, pero nada más. La tele tampoco le apasionaba y, más allá de Peppa Pig o Pocoyó, no admitía ningún dibujo animado. Ni siquiera con estos lográbamos que se quedara quieto unos minutos mientras nosotros tratábamos de hacer algo. De repente, no recuerdo ni cómo ocurrió, comenzó a reclamar la tablet a la hora de comer. Era curioso, porque podía desayunar, merendar y cenar corriendo de un lado a otro sin este apoyo, pero la comida de mediodía o se hacía con la tablet o no abría ni la boca, además de enfadarse de mala manera durante largo rato. Así es que esto marcó el punto de partida de nuestra lucha en el tema de pantallas y autismo. A día de hoy, con 3 años, sigue asociando la tablet a esa comida, a veces también a la cena, y por supuesto la reclama entre horas, porque le cuesta bastante encontrar distracciones que llamen su atención.

Pero el problema ¿son las pantallas? ¡Con lo que ayudan!

Y además de verdad. Sinceramente, creo que lo peor no son las pantallas, siempre y cuando seamos conscientes de que no son lo más adecuado, sino la falta de tiempo con la que vivimos todos los padres hoy en día, y especialmente los padres de niños con necesidades especiales. Porque todos los niños necesitan a sus padres el máximo tiempo posible, pero estos aún más. Por ejemplo, ya os conté la odisea que es para nosotros intentar hacer la cena si no tenemos a un adulto que se responsabilice de él. Una actividad de 20 minutos puede pasar de las 2 horas, con graves altercados de por medio. Es ahí donde engancharlo de mala manera a la tablet es nuestra salvación. Porque a mí me encantaría dedicarle todos esos minutos hasta lograr dar con una actividad que lo mantenga tan entretenido como los dibujos animados de la tele o de donde sea, pero a día de hoy no la hay. Y claro, también necesito que coma, que su hermana se bañe, tengo que trabajar desde casa… Y cuando te levantas tras él decenas de veces en menos de una hora, tu cabeza ya no da para más. Además, todo ese tiempo en el que él la reclama y no se la dejas, es trabajo extra para nosotros, porque va arrasando toda la casa, desde lanzar cosas al suelo en plan caótico, a trepar por los muebles, inundar el baño y la cocina, etc. Total, que un rato de tablet no solo me da X minutos de libertad para otras tareas y obligaciones (ojalá fuera para ocio, pero no) sino que me evita una hora de limpieza extra. Y así vivimos con este tema, con el cargo de conciencia eterno sobre el abuso de las pantallas y la imposibilidad de gestionar su ocio de otra manera, sin tener que estar permanentemente vigilándolo.

Beneficios de las pantallas para niños TEA

Pocos estudios he encontrado que alaben el uso de pantallas para los niños con TEA, pero en nuestro caso, más allá de lograr esos minutos necesarios para hacer actividades cotidianas sin centenares de interrupciones por minuto, hemos notado que el niño ha avanzado muchísimo en algunas áreas especialmente positivas. Por ejemplo, habla mucho más. Aún tiene un retraso claro respecto a otros niños de su edad, pero con dibujos animados y coreografías de canciones ha aprendido decenas de palabras nuevas que fuera de la tablet o la tele usa correctamente. Números, colores, partes del cuerpo, alimentos, animales, formas geométricas, adjetivos como grande, pequeño, roto, caliente, y muchísimos más, no acabaron de afianzarse en su entendimiento hasta que Pocoyó o los protagonistas de otros vídeos se los mostraron una y otra vez. Dice mi madre que nadie en su sano juicio podría negarle al niño el acceso a Pocoyó, porque ese muñeco es el que se lo está enseñando todo en esta vida (sí, así queda de relegado nuestro papel de padres). También nos ha permitido estar seguros de que no tiene ningún problema auditivo, porque repite palabras, entonaciones y ritmos de una forma perfecta. Le ha servido para descubrir su gusto por la música, las coreografías y bailes y para interesarse por objetos reales de cosas que ha descubierto previamente en el mundo virtual (coches, aviones, pájaros, etc.). Mantiene cada vez más la atención en otras actividades. Por supuesto, esto también puede deberse a que va creciendo y no es lo mismo la capacidad de atención de un niño de 1 año que uno de 3, pero como la pantalla lo absorbe por completo, cuando luego pasamos a otra actividad como un puzzle, jugar con los animales de la granja, intentar un juego de cartas sencillo, al menos no sale corriendo como antes, sino que se interesa por ver las piezas y se queda a participar, aunque sea aún poco tiempo.

Si dependiera exclusivamente de nosotros y tuviéramos las 24 horas del día para dedicarle sin descanso, seguro que apostaríamos por reducir el tiempo de exposición a las pantallas, pero a día de hoy es una gestión completamente imposible. Así es que lo máximo que podemos hacer es limitar el contenido al que accede, alejándole de la desenvoltura de huevos Kinder y reconduciéndolo hacia otros vídeos o aplicaciones más educativos.

¿Cómo es la convivencia en vuestra familia entre el autismo y las nuevas tecnologías? ¿También notáis que sois dependientes de ellas para poder gestionar el día a día, o habéis conseguido limitarlas al máximo?

4 Comments

  • Alberto

    Animo, seguro que lo estáis haciendo lo mejor posible para él. Me parece maravilloso ese punto positivo que está siendo la tablet o los dibujos para el, pero eso no habla demores cosa que sus intereses y de sus capacidades .
    Te pongo el ejemplo que tengo en casa. Mi hijo no puede hacer otra cosa en cada que andar poniendo YouTube o el Spotify para oír lo que quiere cuando quiere. Repitiéndolo de forma enfermiza hasta la saciedad.
    Si, es cierto ,que ahora tras los 6 años de vida, cuando empieza a leer y escribir y esto a su vez, a chapurrear palabras , le está llevando a un mundo mágico donde todo son letras y repite todo lo que lee, algo que creemos le servirá para fomentar su oralidad, pero fuera de eso, no es mas que comerle la sesera y el tiempo.
    Hay que tener control, pero no es sencillo fomentar otro tipo de actividades con este tipo de intereses tan potentes.
    Saludos

  • Alberto

    Animo, seguro que lo estáis haciendo lo mejor posible para él. Me parece maravilloso ese punto positivo que está siendo la tablet o los dibujos para el, pero eso no habla demores cosa que sus intereses y de sus capacidades .
    Te pongo el ejemplo que tengo en casa. Mi hijo no puede hacer otra cosa en cada que andar poniendo YouTube o el Spotify para oír lo que quiere cuando quiere. Repitiéndolo de forma enfermiza hasta la saciedad.
    Si, es cierto ,que ahora tras los 6 años de vida, cuando empieza a leer y escribir y esto a su vez, a chapurrear palabras , le está llevando a un mundo mágico donde todo son letras y repite todo lo que lee, algo que creemos le servirá para fomentar su oralidad, pero fuera de eso, no es mas que comerle la sesera y el tiempo.
    Hay que tener control, pero no es sencillo fomentar otro tipo de actividades con este tipo de intereses tan potentes.
    Saludos

  • Nuria

    No estoy de acuerdo. Si arreglas sus males infantiles con tablet o tele, quien se beneficia únicamente eres tú. A ellos no le das la (reiterada) oportunidad de aprender a aburrirse, callarse o esperar. La tele o tablet puede provocar un cuadro similar al autismo, además de empeorar o estancar el progreso de un autista de nacimiento.

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