Obsesión o pasión en el autismo
Opiniones

¿Obsesión o pasión en el autismo?

Mi hija mayor, la normotípica, como todos los niños, tenía sus episodios de ser cansina en bucle: de querer ver los mismos dibujos animados una y otra vez; escuchar la misma canción sin pausa; entretenerse con el mismo juego sin dar oportunidad a introducir otros nuevos… Pero este tipo de comportamientos son habituales a estas edades, porque les gusta lo conocido, les da seguridad y no hay que ver alteraciones más allá de esto. Mi hijo pequeño, pese a su diagnóstico de TEA, no mostró este tipo de aficiones hasta pasados los 2 años y medio. Una vez más, nos topamos con que él va a su ritmo, de forma que acaban saliendo a relucir los mismos intereses, las mismas conductas y alcanzando los mismos aprendizajes y habilidades que otros niños, solo que en un plazo de tiempo mayor.

¡Orden!

Mira, esto será una tara para mucha gente, pero con la hija mayor tan desordenada que tengo ¡lo del pequeño es una bendición! Al principio, el orden tampoco estaba entre sus virtudes, porque como no jugaba al uso, se entretenía generalmente sacando y metiendo cosas en recipientes y sembrando el caos a su alrededor. Pero a partir de los 3 años se produjo un cambio y tan pronto desordenaba como recogía todo lo tirado e incluso más. Además, es muy disciplinado a la hora de colaborar con la higiene doméstica y no parece que sufra ni viendo orden ni desorden, porque lo mismo le gusta una cosa que la otra en función del momento. Así es que al menos, de cara a su etapa escolar ¡va a ser el que destaque en urbanidad dentro de su grupo! ¡Orgullo de madre!

La seriación

Era otra de las típicas preguntas que nos hacían en atención temprana: si el niño, desde muy pequeño, había mostrado obsesión o pasión en el autismo por colocar objetos en línea. Hasta pasados los 3 años y medio esto no iba con él, pero desde este verano, la afición ha estallado de repente. Hileras de coches perfectamente alineados en el suelo y colocados de menor a mayor; bloques de construcción formando figuras rectas; filas de muñecos, de garbanzos sobre la mesa, de gusanitos antes de comérselos. ¡Todo es susceptible de formar una fila perfecta! Súper recta, ordenadísima, que da gusto verla, oye. Por ahora no es algo que nos estorbe, porque igual que monta este tinglado lo desmonta y no hay problema ninguno.

Obsesión o pasión en el autismo: cerrar puertas

¡Esta, esta es la actividad que se lleva la palma! Hasta el punto de que si por ejemplo, estoy poniendo la mesa, llevando y trayendo cosas de la cocina al comedor, en cada viaje tengo que volver a abrir la puerta porque él se encarga de cerrarla cada vez que entro y que salgo. La cosa sería soportable, si no fuera porque la mayor parte de las veces lo hace dando unos portazos descomunales que nos tienen la mitad de las puertas de la casa desencajadas. ¿Recordáis que ya os conté cuánto cuesta un hijo con autismo? Pues el cambio de puertas debo meterlo en la lista.

Mirar cosas que giran ¡qué fascinación!

Curiosamente, dice mi padre que esto no lo ve problemático porque ¿a quién no le hipnotiza lo giratorio? Igual tengo a mi progenitor también por diagnosticar. En el caso del niño es una pasión más que evidente, hasta el punto de que se ha pasado más de un año durante el cual, al fijarse en los coches de la calle, en marcha o aparcados, solo se detenía en ellos a la altura de las ruedas porque deseaba que empezaran a girar. Con sus coches de juguete, tendía a desplazarlos unos pocos centímetros adelante y atrás, para conseguir el mismo efecto. A lo que no era dado era a ponerlos con las ruedas hacia arriba y moverlas en esa posición: prefería el contacto del neumático en el suelo.

Luces encendidas o apagadas 

Como sea, mientras la responsabilidad de manipular el interruptor recaiga exclusivamente en su personita. El caso es que la bombilla debe quedar en la postura que él haya elegido. Si decide que es de noche y debemos cenar a oscuras, no parará hasta que nos enfademos o hasta que accedamos a comer en tinieblas. Si decide que a pleno sol quiere tener la lámpara encendida, lo mismo. Entramos en un bucle de encendido y apagado muy tortuoso y con mucho gasto inútil de electricidad, pero lo bueno es que es una obsesión o pasión en el autismo que le va y le viene por rachas. De repente se olvida de ella y un día vuelve a nuestras vidas.

Vibración, masajes y cosquillas ¡viva el estímulo sensorial!

En el fondo, y en la superficie, mi pimpollo es un suavón y le encanta recrearse con el contacto físico. Busca las cosquilla para partirse de risa y ni os cuento el día en que descubrió un aparatito de masajes que tenía yo de mi época joven, de no madre relajada, ¡menudo invento! Le fascina pasárselo por las piernas, los brazos, la barriga ¡todo el cuerpo se le relaja con el cacharro! También le gustan las presiones con las manos, los masajes desestresantes, suaves y con mayor intensidad. A veces, se pone muy pesado con este tipo de actividades y, como requiere de otra persona que los dirija ¡no te deja descansar hasta que él ya se ha quedado suficientemente manoseado!

En realidad, la línea entre la pasión y la obsesión considero que es muy delgada y que todos podemos traspasarla con facilidad con aquellas actividades, sensaciones o cualquier otra cosa que nos resulte placentera. ¿Habéis detectado alguna de estas peculiaridades en vuestros peques con TEA?

3 Comments

  • Josefina

    Pues yo estoy igual con mi peque, jeje. El tema de las puertas es un vicio: abrir y cerrar, abrir y cerrar… y si puede ser que hagan ruido dando un portazo mejor que mejor. Con los cajones lo mismo ( hasta ha arrancado el frente de un cajón de la cocina).
    Y las ruedas de coche también le encantan, no solo verlas moverse, si no también tocarlas, tanto que la mayoría de veces llega a casa con las manos negras de haber tocado la rueda de nuestro coche o del coche del vecino cuando aparcamos en el parquing.
    Otra obsesión, ordenar las cosas por colores, tengo las pelotas de colores ordenadas y clasificadas por él en cajas de plástico, aunque tan pronto las ordena como las esparce de nuevo por el piso, porque, claro, si no se desordenan ¿como las va a poder ordenar de nuevo?

  • Jeysel

    Se que la entrada de este blog es antigua,
    Pero me gustaría que me contases si hiciste algo con lo de las puertas ? Colocaste algún tope para que no pudiera abrir y cerrarlas a cada momento ? Mi bebé de 2 años y 7 meses diagnosticados con TEA nos tiene fritos con esto Fe las puertas, hemos puesto cajas detrás para que el golpe que dé el pestillo en la pared o en el radiador que se encuentra detrás de alguna no suene tan fuerte y más aún para que no se pille los dedos, pero estamos muy agobiados porque es una obsesión muy fuerte con esto, a veces no quiere hacer otra cosa. Si me cuentas un poco más a fondo tu experiencia te lo agradecería.

    • mihijocontea

      A nosotros, la única opción que nos ha funcionado es poner cerrojos en todas las puertas en su parte más alta, a a 2 metros del suelo, para que no pueda abrir ni subiéndose a una silla. Tenemos todas las puertas agujereadas y nada estéticas, pero al menos cuando topa con ellas y ve que no puede abrir, se da la vuelta y se dedica a otra cosa. A veces, sí se enfada por no poder pasar y las golpea, pero le dura poco el enfado.

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