Dejar el pañal y niños TEA
Vida cotidiana

Dejar el pañal y niños TEA. ¿Un proceso tan diferente?

Cuando en enero os contaba nuestras primeras experiencias con la operación pañal y el autismo, pude conocer opiniones de todo tipo: desde niños TEA que habían controlado sus esfínteres entre los 2 años y medio y los 3, que parece ser la fecha clave que todos tenemos en mente para que las criaturas vayan al colegio sin pañal, hasta quienes sobrepasaban los 6 años y no daban muestras de dominar el proceso. Cada vez encuentro más situaciones en las que se trata de achacar al autismo un ritmo de maduración diferente, que cuando se da en niños normotípicos se considera “NORMAL” mientras que si lo mismo lo hace un autista ¡problema a la vista! Sinceramente, de todas las preocupaciones cotidianas en torno a mi hijo con TEA, el asunto de que con 4 años siguiera llevando pañales no nos quitaba el sueño. Sin embargo, ya en enero veíamos en él esa conciencia sobre su propio cuerpo, más sobre sus ganas de hacer caca (en cuanto las notaba corría a esconderse a su habitación cargado con la tablet, comida y todo lo que pudiera necesitar para no pasar necesidades durante el proceso) que sobre las de orinar. Pero no teníamos nada claro el momento de hacer un nuevo intento tras lo infructuosos que resultaron ser los anteriores.

Con la llegada de un puente de 3 días en el colegio, su tutora nos indicó que, tras debatirlo con hondura con la maestra de atención a la diversidad, ellas creían ver en el niño un cambio en este sentido, y nos animaron a hacer una prueba en casa durante esos 3 días. Si la cosa marchaba, podríamos llevarlo directamente el lunes sin nada y si creíamos que no prosperaría, volveríamos al pañal sin problemas. ¿Qué pensé yo? ¡Que ambas estaban muy locas y que si en casa íbamos a pasar 3 días tortuosos por la incontinencia de los niños ¡no sabían lo que les esperaría a ellas durante la jornada escolar! Pues bien, está visto que las maestras de infantil tienen un ojo clínico para estos casos que el ser madre de TEA, o el haber tenido una hija mayor con la que ya pasamos por la operación pañal de forma muy exitosa, no te da. Un mes después de dar comienzo al experimento, vuelvo para compartir los avances vividos ante la apasionante relación entre dejar el pañal y niños TEA. Porque a la hora de la verdad ¿es tan diferente el proceso respecto a otros niños?

¿Cuántos días de práctica hasta no tener escapes?

Aquellos 3 días de puente se convirtieron en 10 días de confinamiento por un positivo de coronavirus en su clase. La ventaja para la escuela es que si la cosa iba bien, allí sufrirían menos escapes. La desventaja para nosotros es que volvimos a vernos como en marzo de 2020: teletrabajando con el niño encerrado en casa y con ese nuevo intento por dejar el pañal. Reconozco que las primeras 24 horas acabaron con mi paciencia: el niño iba súper feliz al váter, no tenía ningún interés en volverse a poner el pañal y estaba encantado de ir solo con ropa interior, pero lo de acertar no lo llevaba bien. Cada 10 minutos iba al váter a diversas cosas: a soltar unas gotitas, a regar los alrededores, a debatir consigo mismo si lo quería hacer de pie o sentado, a tirar de la cisterna, a desperdiciar papel del váter, a hacer rebosar el lavabo… Tanto es así, que pensé que yo tenía razón y que mi criatura no estaba preparada para dar este paso ni por casualidad.

Al segundo día, decidí ponerle un pañal de tipo braguita, de forma que él pensase que no era un pañal, sino ropa interior, pero yo no sufriese con 10 cambios de calzoncillos, que no teníamos, al día. Durante la mañana funcionó: siguió yendo al váter cada hora más o menos, y no soltaba nada en el pañal. Pero por la tarde, empezó a decir que no quería el pañal, así es que mi gozo en un pozo. Volvimos a la ropa interior ¡y ni tan mal! En solo 24 horas pasó de hacer pipí cada 10 minutos por toda la casa a aguantar entre 1-2 horas y acertar el 80% de las veces. Eso sí, el resto del tiempo lo normal es que aguantase sin avisar hasta que se le escapaba la primera gotita en los calzoncillos, momento en el que se lanzaba al grito de “Pipí en el váter” y salía volando hacia el cuarto de baño. Las maestras tenían razón y si no llega a ser por la perseverancia de su padre ¡ni 48 horas hubiera aguantado yo con el experimento! Esos 10 días en casa fueron muy bien, pero claro, al estar en aislamiento y sin salir todo estaba controlado: siempre había un váter cerca, toda su ropa de recambio esperaba en el armario, etc. Cuando el primer fin de semana salimos a la calle, a casa de los abuelos, al parque y demás, estaba bastante estresada pensando que el cambio de entorno igual los trastocaría ¡pero qué va! El primer día en que volvió al colegio me planté con 5 mudas de repuesto, esperando lo peor. Pues aquella primera semana solo lo cambiaron de ropa 3 veces, y una de ellas resultó ser por haber hecho en clase unos juegos con agua tras los que muchos niños salieron mudados ¡y el mío el que más! En total, en 15 días dejó de tener escapes en casa, en el colegio y en todas partes. Avisaba con antelación suficiente y si le preguntábamos cuando considerábamos que llevaba mucho tiempo sin orinar (3-4 horas) acudía al váter contento.

La caca es otro cantar. Lo que nunca imaginamos

Curiosamente, hace unos 2 años que sabe perfectamente cuándo tienes ganas de hacer caca y pensábamos que esta sería la parte más sencilla en lo relativo a dejar el pañal y niños TEA. Pues sorpresas te da la vida, porque si su hermana dejó el pañal para todo a la vez (pis y caca) resulta que un sobrino mío, normotípico, también vivió este proceso: con 3 años no necesitaba el pañal para hacer pipí, ni siquiera por las noches, pero a la hora de hacer caca pedía expresamente que se lo pusieran. Lo tenía unos minutos, soltaba lo necesario y pedía que lo limpiaran. ¿Quién me iba a decir que el mío pasaría también por ese proceso? En el que sigue de momento y que resulta que no es nada infrecuente en niños de todo tipo. Sabe perfectamente cuándo tiene ganas de defecar, pero ante la pregunta de si quiere ir al váter te dice que no, que la caca en el pañal. En seguida sale de su habitación deseando que lo limpiemos, y además ¡que vayamos a tirar la caca del pañal dentro del váter! Allí se recrea en mirarla, en limpiarse con papel, en darle al botón para que se la lleve el agua y en adecentar el inodoro con la escobilla. O sea, que domina todo el proceso, pero en el momento de soltarla tiene que llevar puesto el pañal. En fin, paciencia, porque es un mal menor y todo se andará. Además, tiene un horario bastante puntual para hacerlo y siempre le pilla en casa, así es que al menos en el colegio ya se pueden despreocupar de este asunto

Las noches a la hora de dejar el pañal con niños TEA

Con su hermana, tardamos 7 meses en quitarle el pañal nocturno, porque nos podía más el miedo a tener que despertarnos a cambiar sábanas de noche. En ese tiempo, la niña no tuvo más que un par de escapes, pero nosotros no queríamos creerlo. Con el pequeño la cosa también es diferente. Si el tema de orinar de día lo tiene controlado, por las noches pasa algo curioso: unas se despierta con el pañal rebosante, hasta el punto de que moja la cama (algo que jamás nos había pasado hasta ahora) y otras se despierta con él completamente seco. Sin una gota. Digamos que en una semana estándar suele amanecer seco unos 3 días.

En fin, que con 4 años y 3 meses empezó a obrarse el cambio, aumentó su compresión hacia este tema y está resultando más fácil de lo que me había imaginado. Sé que no ha logrado controlarlo todo desde el primer momento, pero aun así está resultando sencillo, no hay dramas, ni enfados, ni descalabros graves que no puedan haber vivido otras familias de niños sin diversidad. ¿Cuántos meses o años duró este proceso con vuestros peques? ¿También resultó menos dramático de lo que habíais imaginado?

3 Comments

  • Raquel

    En un post anterior te comenté que cualquier día, de la noche a la mañana, dejaría el pañal.
    Y poco faltará para que ni te avise, él solo irá al baño a hacer pis, y ni te darás cuenta de que lo ha hecho hasta que oigas el ruido de la tapa al levantar y bajar, y le veas salir subiéndose el pantalón. Como todos los niños, ellos saben y MUCHO.

    Mi peque sigue haciendo caca en el pañal y lo pide expresamente. Luego la echamos en el váter y le limpio allí.

    No ha dejado el pañal por la noche y siempre despierta con pis.

    No me preocupa en absoluto, aunque lo de la caca lo estamos trabajando en terapia porque «algo hay» que le produce rechazo sentarse en la taza. Ya lo superara, como supera todo.

    Ellos tienen sus tiempos e intentar adelantarlos no sirve de nada.
    Son extraordinariamente conocedores de sí mismos.

  • Sara Isabel Pedro Sierra

    Hola, pues mi hijo estuvo hasta los 3 años y 5 meses con mudas para el cole, 3 años y 5 meses porque justo se cerró el colegio por la pandemia, empezó a controlar de día en marzo finales, en abril del año pasado (finales) ya no usaba pañal por la noche y genial, y lo de la caca igual.

  • Taisa

    Pues personalmente, yo creo que tienes razón. Que es un tema de desarollo y cada niño es diferente independiente de que tenga TEA o sea normotípico. Lo que pasa es que estamos acostumbrados a esa rutina de que a los 2-3 años “toca” y en nuestra cultura vemos raro que ven pañal más allá de ahí.

    Yo me alegro muchísimo de haber estado estos primeros años de los niños en Alemania, porque allí sí les respetan más los ritmos. Yo preguntaba a veces o mostraba preocupación y tanto las cuidadoras de la guarde como el pediatra nos decían que no había problema. Como allí van a guardería hasta los 6 o 7, tienen margen de sobra para dejarlo antes de empezar la escuela ya en primaria. Y aún así, decirte que hablando con otras mamás, muchos niños de 1º y 2º de primaria “normotipicos” aún usaban pañal por las noches. ¡Y no pasaba nada!

    Y en España lo hubiésemos pasado mal, porque los dos míos lo han dejado por si mismos pero más tarde de lo “esperado”. Con el primero en especial tuvimos bastante presión de la familia, pero yo pasaba bastante. Si allí no nos metían prisa para qué se la iba a meter yo. Sí que le leíamos libros, le compramos orinales, adaptador… Y hasta que él no quiso no hubo forma ni de que se sentara. Con la peque a mí me importaba menos aún, ¡Además la peque es de diciembre!! Nos hubiera tocado llevarla al cole con menos de 3 años no sé cómo. Lo dejó justo el año pasado en la cuarentena por sí misma. Pero a principio de curso sé que no hubiera sido capaz.

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