cómo aprende un bebé con TEA
Terapia

Picos de aprendizaje y estancamiento. ¿Cómo aprende un bebé con TEA?

Uno de los aspectos que más pueden desesperar a la familia de un niño autista es la forma desigual en la que interiorizan los conocimientos al no comprender cómo aprende un bebé con TEA. Estamos acostumbrados a otra forma de enseñanza: mi primera hija aprendía por imitación, le repetías una cosa un par de veces y ya parecía que fuera experta en ese área desde siempre. Tenía muchos intereses espontáneos, era muy observadora y cuadraba perfectamente con ese tópico infantil de que parece que los niños no se están enterando de nada pero, en realidad, lo están captando todo. Cada día podíamos medir sus progresos respecto al día anterior y no exagero: desde que aprendió a andar a los 13 meses y a cotorrear un poco antes, no había noche que nos acostásemos sin nuevas palabras, nuevos juegos, nuevas habilidades de cualquier tipo. Hasta que no saltaron las alarmas en la revisión pediátrica de los 18 meses de mi hijo con TEA, no habíamos notado esta disparidad en su aprendizaje, la verdad. Pero a medida que ha ido creciendo se ha hecho más evidente que sí, aprende cada día, nunca ha tenido una regresión, no ha retrocedido en un aprendizaje ya adquirido, y sin embargo estos avances no se producen de un día para otro, sino que al fijarnos en cómo aprende un bebé con TEA vemos que su desarrollo está formado por picos de aprendizaje sorprendente y periodos de estancamiento preocupantes.

Comprender cómo aprende un bebé con TEA. ¿Está estancado?

Bueno, no cualquier niño con TEA, pero el mío sigue este patrón que se mantiene inalterable desde hace más de un año. Acudimos semanalmente a una visita con la psicóloga de atención temprana, a una terapeuta ocupacional, va 3 horas de lunes a viernes a la escuela infantil y en casa hacemos todo lo que nos proponen y lo que investigamos por nuestra cuenta para facilitarle estímulos que le sean de utilidad. Sin embargo, cuando comenzamos todo este proceso, él apenas tenía 20 meses, y no mostró ningún avance hasta 4 meses después, justo en plenas vacaciones de navidad, precisamente cuando no estaba yendo a ninguna terapia. Como padres ¿qué es lo primero que pensamos? Que estábamos perdiendo el tiempo, porque en las sesiones no avanzaba nada, en casa tampoco y de repente, en plenas vacaciones, cuando estábamos de lo más relajados y mucho más despreocupados, vigilándolo menos y dejándolo más a su aire ¡se vino arriba en el tema social! Posteriormente volvió a pasar lo mismo: inició su escolarización en una guardería y pensamos que de repente cambiaría y “espabilaría” a mayor velocidad. Pero no. Desde su primer día hasta que empezó a utilizar las enseñanzas de la escuela infantil pasaron otros 4 meses, momento que coincidió con las vacaciones de verano ¡y sorpresa! Este hijo mío debería vivir de vacaciones todo el año. Una pena que no haya economía familiar que aguante ese ritmo de saraos a diario.

Los picos de aprendizaje. ¿Milagro o fruto del trabajo constante?

Personalmente, no veo milagros por ninguna parte. Creo que al observar cómo aprende un bebé con TEA lo que noto es que el proceso es lentísimo en comparación a otro bebé normotípico. Por ahora, el mío va alcanzando los hitos esperables para un niño de su edad, pero con un retraso de entre 6-18 meses, lo que a estas edades tan tempranas supone una diferencia brutal. Es lo mismo que tu hijo se saque el carnet de conducir con 18 años recién cumplidos o con 19 años y medio, pero no que aprenda a señalar con menos de un año a que lo haga casi llegando a los 3, como ha sido nuestro caso. Así es que como padres hemos tenido que hacer un cambio de chip, y no lo hemos tenido fácil, porque nuestra psicóloga de atención temprana tiene fijación con las comparaciones entre mi hijo y “lo que un niño normal ya haría desde hace meses y él no”. En cualquier caso ,ahora no tenemos una tabla de tiempos para nada y como vemos que realiza cantidad de progresos pero al ritmo que él mismo va marcando ¡que siga así! Sin presiones, sin obligaciones, sobre todo porque aún es muy pequeño y no tenemos ninguna espada de Damocles que penda sobre nuestras cabezas del estilo “tiene que saber leer con 6 años”, o “tiene que correr 200 metros a la pata coja para ser alguien en la vida”. Las comparaciones son inevitables y yo misma me paso la vida pensando en las cosas que hacia su hermana a esta edad, pero después de catalogar las divergencias seguimos viviendo sin agobios. Tampoco es que estemos esperando a que pase el tiempo y logre hacerlo todo sin apoyos, no. Pero actualmente confiamos en que el trabajo constante dará sus frutos, aunque a veces sea mucho más tarde de lo que nosotros habíamos calculado.

Tú sabes bien cómo enseñar a tu hijo

Hace unas semanas os contaba la gran influencia que está siendo la hermana mayor de mi hijo ahora que por fin empiezan a establecer lazos entre ellos, que juegan juntos, que se prestan atención, que se comunican… Por mucho que queramos confiar ciegamente en ciertos tipos de intervenciones, que nos dejemos guiar por terapeutas con experiencia, quienes convivimos 24 horas al día con nuestros hijos autistas somos las familias. Por eso, ya debes haberte dado cuenta de que lo que a otros niños dentro del espectro les funciona fenomenal, al tuyo no le cala lo más mínimo. O aquello que tanto se desaconseja para niños con TEA al tuyo le ha hecho feliz aprendiendo tal cosa concreta (a nosotros nos pasa con la adorada/odiada tablet). Lo mejor de implicar a la familia en la enseñanza de estos niños, al igual que lo harán en la de cualquier otro hijo, es que podemos aconsejar a maestros, educadores, psicólogos, terapeutas ocupacionales, etc. y entre todos elaborar un plan de trabajo conjunto que sea el ideal para nuestro niño. No para cualquier niño. Lo peor es la tremenda inversión de tiempo que supone, porque las posibilidades de estimulación están siempre ahí: no son 10 minutos de juego a la hora de la merienda, sino un continuo de oportunidades en cualquier lugar, en cualquier horario. Es un cambio de mentalidad para no desaprovechar ninguna situación cotidiana, a la vez que un trabajo consciente y agotador que nos hace sentirnos siempre mal, porque nunca podemos dedicarles todos los minutos que querríamos. Igual que al resto de nuestros hijos, ni más ni menos, porque tenemos muchas más ocupaciones en la vida más allá del autismo.

Yo he tenido que superar mi posición contraria a la estimulación precoz, porque comprendí que por mucho tiempo que le diera a mi hijo para progresar, había en él una forma distinta de aprender que requería una atención más directa y que no surgiría de forma espontánea. Supongo que cada familia debe hacer ajustes en sus vidas al recibir el diagnóstico y saber qué pueden abarcar, cómo planean su futuro y qué objetivos se pueden conseguir de forma racional. ¿Cómo aprenden vuestros peques? ¿De forma progresiva o también a saltos?

3 Comments

  • Sol

    Yo estoy en tu misma situación aunque todavía no tenemos un diagnóstico, solo la sospecha…solo decirte que lo importante es que haya evolución aunque sea más lenta. Recuerda que todos los niños no alcanzan las cosas al mismo ritmo..incluso los que no tienen ningún diagnóstico.
    Sí ya ha empezado a hablar y señala va por buen camino!

    • mihijocontea

      Sí, lo del respeto por sus ritmos lo tenemos tan interiorizado que de hecho fuimos los últimos en darle importancia al hecho de que no hablase. Nosotros estamos muy esperanzados con sus progresos. ¡Gracias por tu comentario!

  • Dei

    Mi hija ya no es un bebé. Tiene 22 años. En su día le diagnosticaron con síndrome de Asperger (todavía no existía el término TEA. Y sí, aprende a saltos; siempre ha aprendido así.
    Toda su vida ha sido un carrusel de picos y valles pero de lo que me he dado cuenta es que en las temporadas de crisis, cuando lo está pasando mal, en realidad está interiorizando cosas nuevas que, derrepente, afloran.
    Ahora los picos y valles en V se parecen más a mesetas y llanuras en U, pero ese sigue siendo su estilo de aprendizaje.
    Yo lo único que hago es estar a su lado, acimpañarle, intentar comprenderle, hablar con ella sin juzgarle y esperar. A veces la espera se hace larga y la vivo con incertidumbre y ansiedad, pero ella me sigue sorprendiendo en positivo. Creo mucho en ella, ese es mi truco!

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